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Tratamiento 

El tratamiento de la hidrocefalia es básicamente el de la causa que la provoca, procediendo siempre que sea posible a la extirpación de masas ocupantes de espacio (tumores, quistes, malformaciones vasculares). No obstante una gran mayoría de hidrocefalias secundarias a procesos hemorrágicos, inflamatorios o malformativos, precisan de tratamientos derivativos del LCR con sistemas de derivación extracraneal. El tratamiento médico puede valorarse en casos de dilatación ventricular moderada y lenta progresión de la hidrocefalia, empleando Acetazolamida a la dosis de 25-100 mg/Kg de peso/día o Furosemida a la dosis de 1 mg/Kg de peso/día, en un intento de disminuir la producción de LCR. Recientes publicaciones desaconsejan el tratamiento basado en la realización de punciones lumbares evacuadoras, para la reducción de la presión y eliminación de sangre y proteínas del LCR en recién nacidos prematuros con hemorragia intraventricular, dado que no mejora la mortalidad, ni la aparición de secuelas y tampoco evita la necesidad de una derivación extracraneal. 



Últimamente se viene empleado con éxito la ventriculostomía endoscópica del III ventrículo en casos de hidrocefalia obstructiva. Este método puede aplicarse a niños con hidrocefalia obstructiva de cualquier edad, considerando que es seguro, tiene pocas complicaciones y obtiene buenos resultados. La ventriculostomia endoscópica del III ventrículo es el tratamiento de elección para niños menores de un año con hidrocefalia secundaria a hemorragia intraventricular o meningitis. Este método está sobre todo indicado en grandes prematuros con pesos inferiores a 1200 g y proteínas elevadas en LCR por encima de 500 mg/dl, logrando buenos resultados en la mitad de los casos intervenidos y evitando la colocación de una derivación extracraneal. A pesar de los 50 años trascurridos desde que se inició el empleo de válvulas de derivación ventrículo-peritoneales y de los importantes avances tecnológicos actuales con el uso de válvulas programables en función de las necesidades, seguimos encontrando gran número de complicaciones en el funcionamiento de estos sistemas de derivación (tabla III). La tasa de complicaciones de los sistemas de derivación es más alta en los prematuros con hidrocefalia poshemorrágica y revisiones retrospectivas recientes no muestran mejoría significativa en los resultados con relación a décadas anteriores. Por todo esto se recomienda evitar el empleo de válvulas de derivación, utilizando en su lugar y siempre que sea posible, técnicas de neuroendoscopia.

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